Creo que es este bloque.
Aparco y me bajo del coche. He comprado bombones de chocolate
relleno de licor, que sé que a Anna le gustan mucho. Son sus favoritos. También
lleva una rosa roja. También son sus flores favoritas.
Llamo al telefonillo, creo que es este su piso, no me acordé
de preguntarle cual era su piso.
2ºB…
-¿Si…? – Me dice la voz de un hombre.
-¿Anna? ¿Vive aquí Anna? – digo yo confuso.
-¿Anna Simon? – Me pregunta el tipo ese.
-Sí… ¿vive ahí?
-No, vive en el 2ºA, te has confundido chaval.
-Vaya, lo siento señor.
El chico este ya ha colgado el telefonillo. Voy a llamar
ahora al 2ºA, haber si esta si es su casa…
-¿Si…? – esta voz dulce si me resulta familiar.
-¿Es usted la señorita Simon y la que ha quedado con el
señorito Martínez para tomarse una copa…? – Le pregunto en tono gracioso.
-Jajaja si tonto… me queda dos minutos, ¿subes?
-Vale, pero invitas tú a la primera… jeje.
Subí por las escaleras porque su bloque no tenía ascensor.
Llegué a su piso y ella estaba esperándome apoyada en el marco de su puerta con una de sus mejores
sonrisas. Yo llevaba escondido los bombones y la flor detrás de la espalda. Me
acerqué a ella y con una mano la cogí de la cintura, la otra la llevaba
escondida detrás de la espalda y la saludé con dos besos.
-¿Qué llevas ahí detrás? – Me preguntó curiosa e intentando
quitarme las manos de la espalda.
-Jaja. Es una tontería que te he comprado – le dije mientras
le guiñaba un ojo. Le di los bombones y la flor.
-Muchas gracias guapo! Es mi flor preferida y… ¿cómo supiste
lo de los bombones? Jeje
-Uno, que tiene sus pajaritos que se lo cuentan todo… Jajaja
-Jajaja que idiota eres…
anda pasa.
Me dejó paso y entré en su piso. Era luminoso y tenía las
paredes pintadas de color amarillo. Las paredes estaban decoradas con fotos de
ella con sus amigas, ella con su familia, con un chico… me resultaba familiar
pero no sé de que me suena.
-Muy bonita la casa. ¿Quién es este chico? – le pregunté
señalando la foto en la que salía con el chico ese. Era moreno, de pelo rizado,
con barbita de dos días.
-Es Miki Esparbé. Lo conocí en Divendres, un programa de
Cataluña que hacíamos antes. Es actor y presentador, ¿por qué? – Me preguntó
mientras se ponía los tacones.
-No, nada. Que me sonaba de algo y no sabía de que… jeje.
¿Nos vamos ya? – le pregunté mientras extendía mi mano.
-Claro… ¡No! ¡Espera! – se fue a una habitación de la casa un
segundo y la veía otra vez por el pasillo. Con ese vestido azul pavo de
brillantes, esos tacones del mismo color del vestido, esa sonrisa encantadora y
matadora a la vez, esa sobra negra resaltando sus ojazos azules y en ocasiones
verdes… Que guapa… pensé. Me encanta esta chica y tiene que ser mía.
-Ya estoy, cuando quieras nos vamos – me dijo sonriéndome.
-¿Qué has hecho? – le pregunté arrugando el entrecejo.
-Que me faltaba echarme perfume… jeje. ¿Nos vamos ya? – me
dijo, esta vez era ella la que me alargaba la mano para que yo la cogiera.
-Jaja claro que si señorita – le dije poniendo una de mis
mejores sonrisas.
Salimos de su bloque. Nos subimos a mi coche y nos fuimos a
un restaurante muy chulo para jóvenes que conozco.
Cenamos algo ligerito, yo no tenía hambre ya que antes de me
había comido un bol de cereales con leche y el vaso de zumo pero bueno, no voy
a dejar a esta chica muerta de hambre toda la noche. Además el alcohol con el
estómago vacío emborracha más y no quiero que se emborrache tanto… jeje.
Terminamos de cenar y como buen caballero invito yo. Nos
vamos a una discoteca cercana de aquí. Es una que está muy bien y siempre tiene
ambiente.
Entramos y pedimos dos Gin-tonics. Nos ponemos a bailar, a mi
no me gusta mucho lo de bailar, por no decir que no me gusta nada pero todo sea
por hacer a esta chica feliz.
Son las 4:00 de la mañana. Yo llevo 7 copas ya, y Anna lleva
5. No está acostumbrada a beber según me dijo hace un rato pero bueno, está
aguantando bien el tipo.
Son las 5:30 de la madrugada. Seguimos bailando. Me encanta esta
canción que está sonando. Me da como fuerzas para hacer lo que quiero, de
repente Anna me mira sonriendo y no lo dudo. Junto nuestros labios esperando no
ser rechazado. A ella se le han abierto los ojos como platos pero no se separa.
Cierro los ojos y abro mi boca para que Anna la abra también y así lo hace. No
se queda quieta. Me gusta mucho como besa… mi mano que estaba en su cadera,
desciende hasta su trasero. Le voy empujando pícaramente para que se pegue lo
más posible a mi cuerpo. Lo capta enseguida y se agarra a mi cuello e intenta
pegarme más aun a ella.
-¿Nos vamos a tu casa o a la mía? – le digo con sonrisa y
pícara cuando me separo de su boca.
-Vamos a la mía mejor.
Me agarra de la mano y me saca fuera de la discoteca. Como he
bebido y no quiero tener un accidente dejo el coche donde está y vamos a su
casa andando, que tampoco está tan lejos.
Antes de ir a su casa me paro un momento en frente de mi
coche, ¡que se me olvidaba!